jueves, 16 de febrero de 2012

París y "Au Lapin Agile"

Me viene a la memoria un lugar parisino al que desde mi primer viaje, en que me
llevaron unos amigos cuando todavía se podían ver bastantes heridas urbanas de
la segunda guerra mundial, jamás falté. Se trata del cabaret “Au Lapin Agile”
que es en realidad una especie de “bistro” es decir poco más que taberna que
desde finales del siglo XIX fue punto de cita de muchos intelectuales y hoy es
posiblemente el único lugar en el que se puede escuchar la mas pura “chanson”
francesa lejos de las escrutadoras cámaras de los japoneses. Un lugar en el que,
con un piano y un bandoneón como acompañamiento, los cantantes siguen recordando
los temas que hicieron famosos a Edith Piaff, Yves Montand, Charles Trenet,
Patachou, Georges Brassens, Leo Ferré, Caude Nugaro, o los pomeas de Verlaine y
Baudelaire que recitaba la actriz Annie Girardot. Precisamente, todos estos
artistas antes de alcanzar la fama. comenzaron casi como espontáneos en este
local.“Au Lapin Agile” es el cabaret más antiguo de París. El pequeño
edificio situado en la colina de Montmartre, fue salvado de la demolición por
Aristide Bruant hacia 1900 y se ha quedado rodeado de edificios, no demasiado
grandes, pero más modernos, la mayor parte destinados a estudios de pintores,
sobre todo en sus áticos abuhardillados e incluso mantiene su pequeño huerto con
viñedos.Empezó llamándose “Cabaret de los Asesinos”, pero debe su nombre
actual a un juego de palabras entre Gill y lapin (en francés, conejo). En 1875,
el propietario encargó al caricaturista André Gill un emblema para el local.
Gill pintó en el muro exterior un conejo en el momento de escaparse de una
cazuela y el cabaret comenzó a ser conocido con el nombre de “Au Lapin à Gill”
(“El conejo de Gil”), que pronto se transformó en “Au lapin agile” (“El conejo
ágil”).En su época de mayor esplendor, en el primer tercio del siglo veinte,
estuvo bajo la dirección del músico, pintor, poeta y animador Frédéric Gérard ,
conocido como Père Frédé y propietario del burro Aliboron, una cabra, un conejo
un cuervo, del mono Théodule, de un perro y de ratones blancos que mantenía en
el pequeño huerto en la parte exterior del edificio. En aquellos tiempos era
frecuentado por personalidades como Apollinaire, Francis Carco, Roland Dorgelés,
Charles Dullin, Maurice Utrillo, Derain, Bracque, Max Jacob, Modigliani o
Picasso e incluso Charles Chaplin, que celebraban allí sus tertulias literarias
y plásticas y dejaban sus autógrafos que se pueden ver en el gran álbum de
autógrafos con poemas manuscritos y dibujos e incluso alguno d ellos en las
rústicas paredes del local que solamente abre por las noches, a partir de las
21,00 . Una vez que se traspasa un pequeño pasillo lleno de carteles y
fotografías, ya se encuentra uno la estancia única que tiene un pequeño estrado
para los músicos y mesas corridas con capacidad para unas diez personas, bancos
de madera o incómodas baquetas, y donde te puedes ubicar allí donde en
encuentres un espacio libre, conozcas o no, que es lo habitual, a tus vecinos.
Antes de pedir consumición, lo primero que te sirven es la bebida de la casa
desde principios del siglo XX que es una copa de licor de guindas, es decir
guindas maceradas en aguardiente. Poco más se puede pedir pues aparte del
conocido absenta, otra especie de aguardiente, solamente sirven cerveza y alguna
bebida sin alcohol, aunque me consta que no son muy partidarios de ellas, con
excepción del agua de Vichy.Se cuentan muchas anécdotas de este cabaret y
una de ellas fue la broma que le gastó Picasso al poeta Guillaume Apollinaire,
defensor del cubismo y de toda forma de expresión que significara la renovación
de la tradición, que había de ser superada, como él mismo logró en su poesía.
Ató un pincel, primero a la cola del burro, puso barios calderos con pinturas de
diversos colores a su lado y un gran lienzo. Luego metió la cola en cada caldero
y pinchando al animal le obligaba a que la moviera sobre el lienzo. Completó la
faena haciendo lo mismo con el mono del dueño del café y mostró el resultado,
con el título de "Atardecer sobre el Adriático", en una exposición. La singular
obra tuvo bastante éxito.Se anima el local con las interpretaciones de
diversos cantantes que siguen, en su temario, toda la tradición que hizo famoso
la canción francesa del pasado siglo. Unas veces acompañados por el bandoneón,
otras por el piano y en ocasiones por los dos instrumentos, no solo se mantienen
en el estrado, sino que bajan a donde está el público y cantan a su lado
sentándose en alguno de los taburetes o de los bancos y produciendo una
sensación de intimidad y de complicidad tan grande en que en ocasiones no te
puedes liberar de hacerles el coro. Son, en general, intérpretes jóvenes. Yo en
cada ocasión que estuve, y fueron más de una docena, siempre encontré distintos
porque el local es una especie de pista de lanzamiento. Por ejemplo allí vi
debutar a Mireille Mathieu, con una voz parecida a la de Piaff y que luego se
convirtió en una cantante muy cotizada.Así pues, para quien piense ir a
París, hago esta recomendación para recordar la “Belle Epoque”, escuchar los
temas de siempre y tener oportunidad de escuchar esa canción tan francesa del
pasado siglo en un ambiente que aun conserva su pureza.

5 comentarios:

BB dijo...

Un post evocador y emotivo. Paris y Au Lapin Agile...suena a callejuela perdida, a sitio donde reunirse para sentir, para vivir ese Paris, ese con el que sueñas al oir un acordeón, un bandoneón, tocado en petit comité o al sonido melancólico de algún organillero. El Paris de aquellos intelectuales, que dejaron una huella permanente, imborrable.
Ese Paris, que tú nos has recordado.
Me ha encantado, Albino
BB

Las cosas de Albino dijo...

BB. Es un local de principios del siglo XX que se mantiene hoy como en el día en que se abrió. Lo conozco desde 1960 y lo visito cada vez que voy a la ciudad de la luz. Y siempre escucho la misma musica aunque con distintos intérpres. Si quieres conocerlo mejor, búscalo en el Google. Vale la pena.

Susi DelaTorre dijo...

Desde luego, que anécdotas más maravillosas nos acercas, Albino!

Buscaré algún enlace que me guíe y sacie mi curiosidad recién descubierta.

Un grandísimo abrazo!!

Las cosas de Albino dijo...

Lo que tienes que descubrir, Susi, cuando vayas a Paris, es "Le Lapin Agil". Estoy seguro que no te defraudará y que verás por medio el espítitu de Picasso, de Leger, de Edith Piaff o de Charles Trenet. Y por supuesto, de estos últimos, escucharás su música.

Mari Rodriguez dijo...

Quién pudiera conocer París y recorrer esos lugares que tan bien representas y describes Albino, tus comentarios le acercan a una a esos personajes y lugares tan deseados...