domingo, 22 de enero de 2012

Vargas Llosa no quiere presidir el Instituto Cervantes


Acabo de leer que Mario Vargas Llosa, miembro de la Real Academia Española de la Lengua y premio Cervantes, rechazo la oferta del gobierno para presidir el Instituto Cervantes. Sus razones tendrá, porque esto es algo en lo que ni entro, ni salgo.

Varias veces tuve ocasión de charlar con Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura en 2010, desde que lo conocí en San Sebastián y, después de mucho tiempo, lo encontré de nuevo en Oviedo el año 1986 cuando le concedieron el Premio Príncipe de Asturias y yo hacía la información.

En el Hotel Principado, durante la mañana del día de la ceremonia en el Teatro Campoamor, fue cuando más charlamos. Aunque para entonces yo era delegado de EFE en Galicia, me mandaron ir a Oviedo para que hiciera la información sobre la entrega de los premios a los galardonados hispanoamericanos que en esa ocasión eran Vargas Llosa en letras y el Cardenal Silva Enríquez y su Vicaría de la Solidaridad, en el de la concordia, por la labor desarrollada en pro de los derechos humanos durante el gobierno golpista de Pinochet en Chile.

Tras la ceremonia volvimos a encontrarnos unos minutos en la fiesta posterior del Hotel Principado, pero entonces ya rodeados del tumulto de invitados.

Años después, en 1997, surgió la ocasión de estar de nuevo con él en A Coruña donde acudió para pronunciar una conferencia, poco tiempo después de que hubiera sino nombrado miembro de número de la Real Academia Española.

Mi impresión sobre Mario, del que conocía gran parte de su obra, pues lo seguía como lector desde la publicación de una de sus primeras novela “La ciudad y los perros” fue, y no tiene por qué cambiar, la de charlar con un hombre amable, educado, buen receptor de las preguntas y extraordinario en la expresión de las respuestas.

Si en Oviedo hablamos en general de su obra y me contó todas sus peripecias familiares para poder primero estudiar y luego, casi simultáneamente trabajar en la radio y escribir, en Galicia me habló de nuestra tierra, de la gira que más le impresiono por la Costa de la Muerte, así como de escritores nuestros que conocía muy bien, desde Rosalía de Castro y Valle Inclán, al que confesó leer desde su juventud y consideró que con su “Tirano Banderas” fue un adelantado en lo que después se llamó “novela del dictador”, hasta Manuel Rivas, Camilo José Cela, Gonzalo Torrente Ballester o Carlos Casares, demostrándome que era un lector muy impulsivo tanto en inglés como en francés y lógicamente, en castellano.
Sobre la Real Academia me dijo que, “al contrario de lo que se cree, no es nada conservadora, es más bien abierta. Está siempre dispuesta a admitir, dentro de su diccionario, tanto los americanismos, como los términos que proceden de otras lenguas y que nosotros adoptamos, porque lo que se busca es un lenguaje vivo. No quiere aislarse de lo que es constante creación y recreación del hombre de la calle”, y esto antes de que se incorporasen a ella escritores jóvenes y más abiertos todavía como Arturo Pérez Reverte o Muñoz Molina.

Vargas Llosa, además de novelas tan conocidas como la divertida “Pantaleón y las visitadoras”, que fue llevada al cine en dos ocasiones y que en la primera de ellas él mismo fue director con el asesoramiento del profesional, José María Gutiérrez Santos, alcanzó el éxito no solo literario, sino también popular con muchas otras obras como “La tía Julia y el escribidor”, que tiene un cierto carácter autobiográfico, “Historia de Mayta”, “La fiesta del Chivo” o “El sueño del celta”. También escribió bastantes libros de ensayo y obras de teatro como “Kathie y el hipopótamo”, “La señorita de Tacna”, que vi en Buenos Aires interpretada por la impresionante actriz Norma Aleandros e incluso más recientemente se subió él mismo al escenario en las representaciones de “La verdad de las mentiras” en 2005, “Odiseo y Penélope” en 2006 y en 2010 “Las mil noches y una noche”, que escribió para dos personajes que hacen diversos papeles sacados de su versión de los famosos cuentos árabes y donde tuvo como compañera a Aitana Sánchez Gijón.

En su vida, hizo una incursión en la política presentándose a la presidencia de Perú, pero fue derrotado por Fujimori. Eso es lo que consideró el gran fracaso, o incluso el único de su existencia.

Como los años pasan, pero también aportan, puedo presumir de haber conocido, y en algunos casos entrevistado a otros premios Nobel de Literatura, en lengua española. Lógicamente no pude, porque ni siquiera vivía, hacerlo con José Echegaray, pero si conocí en Madrid, durante un estreno en el Teatro Infanta Isabel, a Jacinto Benavente, poco antes de su muerte, cuando presentó su última obra “El alfiler en la boca” interpretada por la compañía que dirigía Arturo Serrano y que tenía como primera actriz a Isabel Garcés, aunque he de reconocer, a fuer de la verdad, que me limité a acercarme, darle la mano, y felicitarlo por algo que no me había gustado nada.

No conocí a Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral ni A Octavio Paz, pero si a Vicente Aleixandre y Pablo Neruda en el Café Gijón de Madrid; a Gabriel García Márquez en el café Tortoni de Buenos Aires, compartiendo mesa con Jorge Luis Borges; a Miguel Ángel Asturias en Santiago de Compostela y, sobre todo, tuve gran amistad con mi paisano Camilo José Cela.

6 comentarios:

María dijo...

Ami también me ha encantado reencontrarte ALBINO,

no sólo la vida es un pañuelo, ya ves... también la blogosfera, un día me tienes que contar de verdad todos los entresijos de tu evaporación, aun no me la explico, pero vaya, es bonito reencontrar a los amigos.

Volver a morirme de envidia por todas y cada una de las personalidades que has tenido la suerte de conocer... tu vida es como una cajita preciosa en la que guardas montón de diamantes que seguramente muy pocos en este mundo han tenido la suerte de ver si quiera de lejos.

Vargas Llosa es uno de mis escritores hispanoamericanos favoritos, junto con G Márquez, qué maravilla ALBINO... qué maravilla.



Un besito, me laegro mucho de haberte recibido con ópera, seguramente sin saberlo , ya ves... lo intuía:))



Feliz noche

Las cosas de Albino dijo...

Maria. No hay entresijos en mi evaporacion -como tu dices-. Hubo un momento de desánimo que suplí escribiendo otras cosas, entre ellas un libro ya editado y otro en tres tomos sobre personalidades que conocí, que ya está a punto de salir.
Y lo demás fue teatro, ópera, conciertos, televisión, DVD, lectura y una vida, procurando que fuera sana, con muchos paseos por los alrededores de mi casa, alejado del asfalto de la ciudad.
Es asi de sencillo.
Ahora vuelvo con ánimo recuperado y con un montón más de años.

Anónimo dijo...

Agradezco tanto tu regreso. Hacías falta por aquí, por tu saber y por tu dar.
Me encanta ir conociendo tantos rincones de una vida tan plena y tan entregada y comenzaba a sentirme realmente ,con necesidad de leerte.
Me llevas de sorpresa en sorpresa y siempre es de agradecer tus entradas.
Valiosísimas.

Un gran abrazo

Anónimo dijo...

Enhorabuena,Albino.
Susana

Las cosas de Albino dijo...

Milu: Mis entradas son las propias de la vide de un periodista al que le gustó más la acción que la mesa de redacción.
Hoy las recuerdo quizá porque es lo único que me queda. Mi futuro es el pasado.
Grancias por entrar

Las cosas de Albino dijo...

Susana. Es un placer tenerte como lectora. Gracias